22.6.06

Anoche salí a dar una vuelta por el barrio. Los planes de la gente que me iba encontrando no me apetecían nada, así que me fui al bar de Dani. Me senté en la barra a leer el periódico, pero no pasé de la portada porque me quedé enganchada con la foto de Julen Madariaga, uno de los fundadores de ETA con cara de ser del IRA, observando el paisaje serenamente desde la ventana de su casa en el sur de francia, minutos antes de ser detenido. Entonces entraron las dueñas de la tienda de flores y estuvimos hablando de cómo dividir una planta que les compré hace tiempo, que tiene las hojas como los cuernos de un alce, y que se me ha ido de madre. Al rato aparecieron dos hombres que conozco de vista del barrio. Mientras uno hablaba por el móvil (luego me enteré que es cantaor de flamenco, y tiene un apartamento alquilado para tirarse japonesas, o sea, un profesional), el otro comenzó a hablar de recetas que le había enseñado a hacer un antiguo amigo americano.
- No sabes qué crema de cacahuete con hojas de menta y aceite de oliva hacía este hombre...
- Anda ya... ¡pero si los americanos no saben cocinar! - dijo el otro tras colgar y guardarse el móvil en el bolsillo de la camisa.
- Sí saben, lo que pasa es que a los pobres no les dan oportunidades.

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