20.3.09

Esta mañana... bueno, que cojones mañana. Esta madrugada, al levantarme... (sí, hoy he currrado) y lanzarme a la calle, al ser festivo, no había ni dios. Hasta que al poco rato, casi llegando a Sol, escucho unos pasos que me siguen. Al principio siento alivio porque como van a buen ritmo, pues doy por hecho que se trata de alguien que va a trabajar. Pero al cambiar de calle un par de veces y seguir escuchando el ruido, me mosqueo y me vuelvo. Y no hay nadie detrás. Sigo, escucho los pasos, me vuelvo, no hay nadie, y así, varias veces. Hasta que, a una manzana de mi destino, descubro que los pasos que escucho son los míos. Pero van desacompasados porque se me salen, mis zapatos nuevos.

2 comentarios:

  1. La última vez que me persiguieron mis zapatos fue porque un marido celoso me los lanzó desde su ventana. Qué poca paciencia tienen los hombres. Buah!

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  2. El post me ha encantado. Creo que le pega más a Almu que a Eva Braun.

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