27.6.11

Por lo visto ya tengo 40. Desde ayer. Y es una sensación extraña. Como si por fin tuviera la edad que tengo que tener.

14.6.11

Acabo de sentarme en una terraza de la plaza de Ramales con mi perra. Observaba al camarero, un marroquí que es amigo mío, regar la terraza, cuando de pronto se le acerca un gordo que estaba sentado en la terraza de al lado con Barranco, y el gordo le dice al camarero:
- Perdone, pero es que está usted regando mucho y está a punto de mojar a este señor, que es ex alcalde de Madrid.
- Pero si están ustedes sentados a cinco metros, no llega tan lejos mi regadera...
- Ya, pero insisto. Es que este señor ha sido alcalde de esta ciudad y se merece un poco de respeto.

Y claro, no lo he podido evitar, ya que estaba a medio metro de distancia del camarero y su regadera, y me he metido:
- Perdone, pero es que a lo mejor ha llegado la hora de que se moje el señor ex alcalde.
Y el gordo se ha ido indignado a sentarse en su mesa con su alcalde, a cuatro metros de distancia.

Mi amigo Miguel

Por las mañanas paseo a la perra con un amigo jubilado que tengo. Es muy de izquierdas y le gusta mucho contarme cosas de la guerra civil y de cuando era joven y lo hijodeputa que era Franco. A veces se pone a criticar al gobierno, a hablar de lo mal que está todo, de cómo nos engañan los políticos y los banqueros, y termina por encenderse. Como esta mañana. Que de pronto hablaba tan rápido que no me daba tiempo a seguirle, así que de vez en cuando yo metía un "son unos hijos de puta" entre alguna de sus frases para que supiera que estoy de acuerdo, y atenta a lo que dice. Después le he acompañado a su garaje, porque como  en mi barrio no hay Mercadona, ayer pasó por uno y me ha comprado 4 litros de gazpacho.

13.6.11




Ya he vuelto. A una ciudad mucho más calurosa que la que dejé.  Allí me enganché a este libro. Tiene muchos fallos, pero muy buenas historias también. En el New York Times no lo ponen muy allá, pero a mí me da igual. 


Anoche pasé por Sol y me dio muchísima pena ver la plaza sin todos aquellos carteles. Regreso a la fealdad. Fealdad. Qué palabra tan fea. Cómo no. 


Mi perra se mueve menos que antes. Supongo que por el calor. Y por todo lo que ha corrido esta mañana en el parque. Es capaz de ir detrás de la pelota donde sea, un millón de veces si hace falta. Es como una misión del señor. 


Esta noche he quedado con mi futuro ex. 

8.6.11
























Me voy a playita. Desaparezco por unos días. No muchos. La verdad es que muy pocos. A lo mejor escribo desde allí, no me extrañaría... Necesito descansar, relajarme, desconectar de mí. El único problema es que me parece que yo también voy.

7.6.11

Siempre que mi perra y yo volvemos del parque por las mañanas, comienza el mismo ten con ten. Ella se tumba agotada y me mira. Entonces yo la miro a ella porque creo que está triste en lugar de estar agotada. Entonces ella me mantiene la mirada. Yo me creo que lo hace por rencor, porque quiere algo que yo no lo doy, y comienza a estar indignada. Entonces me acerco, la acaricio, le pregunto qué quiere, ella bosteza, y caigo en la cuenta de que está agotada. Y así cada mañana.
Me he puesto tanto aceite corporal encima, que no consigo cruzar las piernas sin que se me resbale la de arriba.

6.6.11

Como por ahora no se me ocurre nada que decir, voy a esperar a llegar a casa y quitarme el sujetador.
Señores y señoras... ¡I'm back!